
tiburón no tenía depredadores, ya había
alcanzado la perfección evolutiva hace 400 millones de años, mucho antes de que
aparecieran los dinosaurios, y se había mantenido en esta posición hasta hoy. Hasta
hoy en que el ser humano comenzó a tratarlo como escoria. Estos seres tan
fascinantes de los que deberíamos aprender y a los que deberíamos respetar, son
perseguidos y mutilados, dejados hasta morir a continuación en una larga agonía como
sólo haría una mente psicopática. El aleteo del tiburón consiste en cortarle
las aletas mientras aun está vivo, y tirarlo a continuación por la borda. El
aleteo ni siquiera es consecuencia de una dieta autóctona de ninguna parte,
simplemente existe la creencia o superstición de que comer aleta de tiburón
alarga la vida, incluso que previene o cura el cancer. Esta desafortunada
creencia nos ha hecho llevarles hasta casi la extinción de la manera más
indigna para el animal, y para nosotros los seres humanos. Las generaciones
venideras pensarán de nosotros que éramos unos bárbaros por hacer esto, igual
que hoy día pensamos que eran bárbaros los esclavistas.
Afortunadamente hay personas dispuestas a luchar,
arriesgando su libertad o su vida, para que se proteja a estos tímidos e
inteligentes animales.

Quiero compartir con vosotros la aventura de Rob Steward,
Paul Watson, y la tripulación del Ocean
Warrior. Estos activistas destaparon lo que estaba ocurriendo en Costa Rica y
otros países con las mafias que controlan esta espantosa actividad del aleteo
del tiburón. Con la sorprendente connivencia de unas autoridades corruptas que
no sólo no hacían nada para parar estas actividades, sino que además las
protegían, atacando al barco ecologista, no era de extrañar que la producción
de este documental provocara las iras de estos poderosos señores del mar. No
han dejado de acosar a estos activistas, pues han expuesto sus mayores
vergüenzas, filmando en algunos casos actividades ilícitas de las autoridades policiales
y políticas locales. Pero no han podido impedir que hoy día se proteja al
tiburón de las fauces más sanguinarias de este planeta: las del hombre. Ni
tampoco han podido impedir ni siquiera moviendo sus hilos, que este documental viera
la luz. Ni que se prohíba el aleteo en más de 16 países debido a la presión
pública.
Después de ver este precioso documental, que además tiene un
valor testimonial incalculable, no volverás a mirar al tiburón con los mismos
ojos. Ya nada será igual, porque cuando amas a alguien, te haces un poquito
mejor persona:
2 comentarios:
muchas grqacias nievitaaa.. esta presiosa tu pagina... cada vez que haces algo se nota que amas a la gente y a la vida... eres maravillosa.. muchas gracias
Me alegra que te guste, lo he escrito para compartir lo que sentí cuando vi el documental, que me sigue pareciendo el mejor que he visto. Muchas gracias
Publicar un comentario